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Mostrando entradas de noviembre, 2021

Cartas a Cirilo

  La casa de Castelli se mantuvo con el amarillo limón en sus paredes descascaradas. Después de unos años la compró el tío Miguel. La dividió en cuatro departamentos para sus hijos, pero no pudieron dividir la Luna. Los planos de la casa mostraban que la Luna estaba encima de la chimenea. Los albañiles decían que si se corría de lugar había riesgo de derrumbe. Los gatos siguieron maullando arriba del galponcito. Las Rosas de Zulema siguieron desprendiendo la tristeza del otoño; en el jardín quedaron unas pocas flores marchitas entre la maleza. Las calandrias siguieron cantando: ¡que llueva, que llueva! El paraíso se quedó sin sombra. Todavía lo lloramos. ¿Te acordas cómo se movían las hojas verdes del viento? Las gallinas de Don Vieites no saben que te fuiste. Todos los días te siguen saludando kikirikì kikirikì. El boliche de macayo no soporto el frío, cerró con el invierno. Pero quédate tranquilo, resistió hasta lo último, hizo un esfuerzo por el aire y aguanto la