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El amor despues del tiempo

    Lo visible es sólo un ejemplo de lo real Paul Klee Esta semana terminé de ver la serie de Fito Páez, y más allá de la nostalgia que me provocó, me apabulló la velocidad con la que la serie se desarrolla. Pienso en cómo va cambiando el tiempo a lo largo de los años, y para esto, el cine sirve como vehículo para comparar el tratamiento del tiempo entre dos épocas. ¿A qué se debe esta aceleración del tiempo? Bueno, en principio se me ocurre pensar en cómo se fue acrecentando el capitalismo en estos últimos años. Pero hay grandes películas de Hollywood hasta 1990 que manejan el tiempo de una manera diferente. En 1995 se realizó el foro de San Francisco, en donde el objetivo era verificar el estado del mundo, sugerir objetivos, proponer metas deseables. Se llegó a la conclusión que era inevitable una sociedad 20 :80. Esto quiere decir que el 20 % de la sociedad era suficiente para sostener la totalidad del planeta y el 80 % sobrante sería lo que no entra en agenda; para mantener
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El sonido de los objetos

  No escuchándome a mí, sino al logos, es sabio confesar que todas las cosas son uno Heráclito de Éfeso  La música comienza por murmurar al oído del que la ama y que se acerca al canto que le envuelve, donde consiente en perder su identidad y su lenguaje: Acordaos, un día, antaño, se perdió lo que se amaba Pascal Quignard “M, el vampiro negro” es la primera película sonora de Fritz Lang. Es la historia de un asesino de niños que aterroriza la ciudad de Berlín. La policía no puede dar con el paradero de este asesino por lo cual empieza a allanar todo tipo de negocios en los que está involucrada la mafia; estos se ven afectados por todas las redadas que están sufriendo y deciden buscar al asesino ellos mismos. Hasta aquí es una breve síntesis de la trama de la película, pero lo que me interesa comentar de esta brillante película son tres puntos: El primero volver a remarcar que es la primera película sonora de Fritz Lang; el segundo que la única música que hay en la trama es el silbido d

El cuerpo y la escritura

Así como los deportistas de alto rendimiento tienen una vida útil por el inexorable paso del tiempo, me pregunto qué sucede con los artistas. La muerte no nos ha exigido que le reservemos el día, dice Samuel Beckett.  La muerte puede llegar en cualquier momento, sin embargo, ser consciente que la muerte nos ronda desde cierta distancia puede que interfiera en la mente del artista tardío. Creo que aquí me parece necesario separar la obra del artista, ya que las obras de arte no tienen vida orgánica que perder. ¿Pero qué le sucede al cuerpo del artista tardío? ¿Es la proximidad con la muerte lo que hace que sus obras finales tomen mayor relevancia? Cuando era adolescente, y no tanto, soñaba con ser escritor. Buscaba las biografías de los autores que me gustaban y leía a qué edad había publicado su primera obra. Recuerdo la felicidad que tuve cuando descubrí que Saramago había publicado su primer libro pasado los 50. Ese sueño la abandoné hace unos años, ahora la escritura como tal, forma

Rafael a la deriva

  Los soñadores viven más de lo que sueñan. Así vivió toda su vida el canta autor Rafael De La Torre. Su historia es ya de por si conocida, o solo basta con escribir “Rafael De La Torres” en el buscador. “Músico cubano radicado en Buenos Aires hace mas de treinta años, compositor, humorista, creador de la nueva trova cubana junto a Pablo Milanez y Silvio Rodríguez”. Si uno empieza a hilar mas fina enseguida se encuentra con datos interesantes, como por ejempl,o que fue Miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) o que vino a Argentina gracias a Fito Páez que lo invito a una gira en 1994, pero lo más interesante es que Rafael escribió más de 200 canciones a mano en cuadernos y nunca las registro, ni siquiera aparecen en ninguno de sus discos. Pero ¿por qué nunca quiso registrar ninguno de esos temas o por que nunca gravo un disco con dichas anotaciones? Componer por componer pareciera ser un crimen en los tiempos que corren, donde todo lo que se hace es para ganar popul

La inquietud de un dia cualquiera

    Tengo ocho años. Estoy en el patio de la casa de Castelli. Mi primo está sentado en una reposera sobre el cemento. Tiene un vaso de cerveza en la mano y mira hacia el paraíso del vecino. La tarde está tambaleando. El aire está demasiado pesado. Me acerco a mi primo y le hago una pregunta sin sentido, empiezo hablar por hablar. Mi primo me dice que, si no tengo nada que decir que no hable, que le preste atención al silencio. Me sonrojo siento que hice algo mal. Me siento en el suelo y me quedo mirando el paraíso hasta que los grillos se hacen presente. Pasaron muchos años de aquel momento, hace no mucho tiempo pensé que mi primo me estaba citando una frase de Wittgenstein “de lo que no se puede hablar mejor callar”. Pero terminando de leer América profundo e Indios Porteños y Dioses me di cuenta que lo que me dijo mi primo esta más cerca de Kusch que de Wittgenstein. Kusch demuestra en ambos libros que la quietud este asociado al mero estar. Vivimos en una época donde lo dinámico

La inutilidad de las cosas

  Hace unos días vi la película “El suplente” Una película donde Juan Minujin se transforma en Lucio, un docente universitario con una novela publicada, que acepta un cargo como profesor suplente de literatura de una escuela en la Isla Maciel. Apenas entra al aula él les pregunta a los alumnos para que sirve la literatura. Un joven le dice para dormir, otro para contar historias y uno de ellos le dice, burlándose, que para nada. Lucio afirmar lo que dice su alumno. La película va a continuar con Lucio apelando a todo su ingenio para sacar adelante sus clases en medio de un conflicto narco entre los intendentes de la zona. Pero lo que más me interesa pensar es el planteo de la utilidad de las cosas. En una época en donde todo lo que importa parece tener una utilidad práctica, un valor tangible. Vivimos cada vez más cerca del colapso por buscar la utilidad de las cosas. Usamos los objeto para ser alguien, estamos atados a los objetos, cultivamos su inmortalidad. Nos vemos devorados por

Valentìa

  Hace un año le rezamos a dioses que no conocíamos para que te levantaras. Se nos hacía un nudo en la garganta viendo como el silencio cubría todo tu cuerpo. Te mirábamos las manos, tenías una flor pintada con pétalos blancos y rojo claro. ¿Hay algún otro color que te defina mejor que el rojo? Las cosas no son como las que nos dijeron. Estiramos nuestras manos para acercarnos a vos. El día que te fuiste el sol empezó a descascararse en el piso. Nuestros cuerpos no paraban de sudar, nos quedamos a oscuras amiga. Tuvimos que colgar luces en el cielo para seguir mirando. Nos aferramos al aire. Abrazamos la tierra. Te buscamos en los detalles del mundo. En una hoja que cae. En los árboles deshilachados. Sobre el ruido de nuestros pasos. En el silencio del tiempo. Ya no te buscamos allá arriba, en ese cielo lejano. Ahora te buscamos acá. Salimos a caminar por las calles y nos detenemos en el movimiento de las cosas. Ahí estás amiga. Si. Te podemos ver en los ojos de ese pajarito que nos mi