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Mostrando entradas de diciembre, 2021

Titane: una aproximación al Anti Edipo

  El cuerpo es el cuerpo, está solo /y no necesita órganos, /jamás el cuerpo es un organismo, /los organismos son los enemigos del cuerpo   Artaud   Así como Deleuze dijo que el encuentro con un libro se trata de intensidades, es decir, es una cuestión de conexión. En los diálogos con Claire Parten Deleuze decía: “Nada que comprender. Nada que interpretar”. Lo mismo pasa con la película de Julia Ducournau “Titane”. Dos personajes unidos por el destino, y una ausencia: por un lado, Alexia (Agathe Rousselle), que sufrió un accidente de chica y lleva una placa de titanio en la cabeza. Una combinación pieza/máquina, una relación binaria de dos términos, entre órganos y cuerpos. Alexia creció y es bailarina en exhibiciones de coches. Por otro lado, hay un chico que desapareció sin dejar rastros y su padre Vincent (Vincent Lindon), un bombero, que camina sin rumbo por la vida. Alexia va desencadenar una serie de asesinatos, su producción deseante es el deseo por matar. A lo largo de l

21 Gramos

El alma de todos sólo es el alma de cada uno Antonio Porchia   Las casas en las que vivió mi papá siempre estuvieron atravesadas por la naturaleza. “La soñada”, como le decíamos con mis amigos, era un terreno grande. En el centro las palmeras formaban un círculo, contra el ligustro había un sauce llorón, que las calandrias elegían sus ramas para hacer sus nidos. En la ventana de una de las habitaciones había un nido de Jilgueros. Parafraseando al poeta puntano, Antonio Esteban Agüero, Los pájaros no te invitan al viaje, te invitan a quedarte. Hace unos meses mi papá se mudó por que el dueño la quería vender. En esta otra casa, tiene un jardín más pequeño, pero con una planta de geranios rojos en cada esquina. Por las tardes los colibríes deambulan por la casa. La leyenda guaraní dice que la muerte no es el final de la vida, al morir se abandona el cuerpo en la tierra, pero el alma continúa su existencia. El alma vuela y se oculta en una flor a la espera de un ser mágico que los g

Leo Mattioli y la navidad

Las mejores navidades las pasè en la casa de Castelli. Ese día se alargaba la mesa de los costados y se desenrollaba el  mantel a cuadro a rojo. El olor a asado inundaba el barrio. Salía a comprar alguna gaseosa que faltaba al kiosquito de don Raúl y te saludabas con los vecinos, felicidades para vos y los tuyos te decían, era la excusa para saludar a los amigos del barrio. En la casa, la heladera estaba llena de cervezas quilmes, gaseosas y alguna fresita dando vuelta. Arriba de la mesa el Don Valentín Lacrado, la ensalada de papa con mayonesa y perejil que preparaba la tía Marta, el matambre que preparaba Cirilo, y el vitel toné que traía algún invitado. Afuera el asador, en ese entonces era mi primo Gabi. Llegaba el tío Cholito, el tío Arturo, el Diego y se acercaban a la parrilla y como viene eso decían, dando su mirada de aprobación. Si el asado iba bien, nada podía fallar. Algunos cohetes se escuchaban a lo lejos, el olor a pólvora se mezclaba con el aroma de asado que salìa de

La verdad sobre la muerte de Bisman

Ha llegado la noche y el viento anima las copas de los árboles. Las nubes se dispersan por el cielo como archipiélagos. Detrás de la ventana de un edificio gris, un hombre, pero no cualquier hombre, su mirada trata de perderse en un punto fijo, quizás en alguna estrella. Esta fumando, el humo se disipa entre las nubes. La débil luz de la luna inunda su cara. Piensa que la noche es una posibilidad, una forma indolora, enrarecida de la desesperación que podría llevarlo a una conclusión, que uso las palabras equivocadas. Se desespera. Hay una pistola cargada en su casa. Se mata. El poema queda inconcluso.

!De Una!

  Los mejores años de mi vida los viví en la casa de mis abuelos. Recuerdo que cuando me levantaba lo veía a mi abuelo sentado en la silla de la cocina, golpeando los dedos sobre la mesa como si tocara las teclas del piano. Al lado estaba un grabador negro y se escuchaba el rezongo de los bandoneones. Mi abuelo,con una risa picara, tocaba cada nota como si fuese la última. Hasta el mismo Pugliese hubiese quedado sorprendido. Hace poco escuche el último disco de Yazmina Raies Trio, cada vez que lo escucho vuelvo a la casa mi infancia. Cirilo perdido entre las notas del piano y Zulema lo mira como la primera vez . Le dice “¿te acordas viejito? Con este tema nos conocimos” Cirilo se ríe con picardía,y se le escapa una lágrima que cae sobre sus manos gastadas. La expresividad que logra Yazmina Raies Trío emociona. ¿No es acaso esa la finalidad del arte, abrir una puerta a los sentidos? Yazmina Raies Trío tiene la frescura del Rio de la plata y la historia de buenos aires entre sus manos.