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Mostrando entradas de enero, 2022

El prófugo: La transformación de la voz

  El prófugo es una película basada en la novela  El mal menor  del escritor C. E. Feiling. El film nos muestra a Inés ( Érica Rivas ), una mujer joven que canta en un coro profesional, y que también trabaja de doblar películas. La protagonista se va de viaje con su novio (Daniel Hendler). Durante el vuelo ella tiene una pesadilla, una aventura sombría. A partir de ese momento ella quedará perturbada. Una entidad que vive en los sueños intentara comunicarse con el exterior por intermedio de la voz. Hay una castración como domesticación de la voz, Pascal Quignard nos dice: “Cambiar la voz, morir y renacer: el viaje funerario o nocturno.” La protagonista siente un grito desgarrador, un llamado abismal. Parecería que el odio es la puerta de aquello que no es de este mundo. Quignard dice: “Para los oídos, lo que retorna al alma es la significación del lenguaje (los noemata , los pensamientos, los fantasmas que excitan la voz) y no la sustancia de la palabra. En la película hay un grito qu

La muerte del silencio en cuatro movimientos

  Hablan de modo vivaz y sólo oímos el silencio y la luz que cae Pascal Quignard   Primer movimiento :   Los primeros años de mi infancia los viví en la casa de mi abuelo. Todas las mañanas eran iguales. Mi abuelo sentado en la mesa del comedor, al lado su grabador negro sonando la orquesta de Juan Darienzo. Cerraba los ojos y movía sus dedos sobre la mesa como si estuviera tocando un piano. Pascal Quignard refiere a esto en el primer tratado del libro “EL odio a la música” "se dice de ciertas lluvias que martillean. De otras que tamborilean" La primera vez que escuche la lluvia fue en los dedos de mi abuelo. Cada nota era afinada, afilada atravesaba las paredes de la casa.   Segundo Movimiento: Mi abuelo se ponía de pie daba un paso a la izquierda suspiraba avanzaba con el pie derecho juntaba los pies en una baldosa buscaba aquellas manos que nunca olvido.   Tercer Movimiento: Cirilo solo con el ojo escuchaba las notas sensibles, conocía los f

Desolación

Te encontrabas en el cuarto piso del hospital San Agustín. Estabas triste porque ese lugar no era tu hogar. Extrañabas el paraíso de tu ventana, el jardín de Zulema, las sábanas tendidas en el cielo, las paredes que proyectaban el silencio, pero por sobre todas las cosas extrañabas la sonrisa de tu nieta. Sabías que tal vez esa sería tu última semana de vida; tus pulmones estaban inflamados por la neumonía. Tu piel estaba agrietada por el paso de los años, tu mirada ya no brillaba. Estabas cansado, algo te decía que ya no ibas a salir de esas cuatro paredes, ya no tenías ganas. Mientras el jacarandá de la esquina florecía vos ibas perdido el habla, sólo te limitabas a mover las extremidades. Te visito tu nieta, a la que tanto amabas. Si existía razón para seguir con vida era por Ella. Entró a esa habitación fría, con paredes blancas, había dos camas viejas oxidadas, un televisor de veintiún pulgadas a bajo volumen. Te tomó la mano, te miro a los ojos y puso en su celular un tema de