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Entre la chacarera y el olvido

  Hace poco terminé de leer Las tierras blancas de Juan José Manauta, una novela que habla del éxodo entrerriano y el desarraigo de la tierra por falta de trabajo. La novela tiene un gesto musical, como si fuera un contrapunto entre dos personajes: por un lado, la madre y por el otro Odiseo, el hijo. Las tierras blancas posee un sentido estilístico que se desarrolla a lo largo de toda la trama. Me gustaría relacionar la novela con un tema que escuché de Los Manseros Santiagueños, que se llama “Añoranza”. La letra es de Julio Argentino Jerez. La canción habla, al igual que Las tierras blancas , del éxodo por falta de oportunidades laborales. El tema comienza con un recitado ¿Qué tiene la chacarera? ¿Qué tiene que hace alegrar? A los viejos zapatear, a los mudos la tararean Y los sordos se babean cuando la sienten tocar La chacarera es sinónimo de alegría. Spinoza en su Ética dice: “Llamo alegría la afección por la cual el alma pasa a una mayor perfección. Tristeza, por el cont
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Un discurso (no) dicho

  Emmanuel Levinas decía que la esencia de la lengua es la amistad y la hospitalidad. La palabra "hospitalidad" proviene del latín "hospitalitas," que a su vez se deriva de "hospes," que significa "huésped" o "anfitrión." El concepto de hospitalidad implica ofrecer cuidado y protección a los que vienen de afuera. Generosidad de lo in-visible, es el criterio de hospitalidad. Quiero agradecer a cada uno de ustedes por brindarme su hospitalidad. Montaigne describía la amistad como una unión de almas, en que los amigos se convierten en una sola entidad en espíritu y pensamiento. Pienso este cumpleaños como una excusa para reafirmar la amistad que me une con cada uno de ustedes. También quiero saludar a mi familia que están allí, reunidos, al lado del fuego. Y también quiero saludar a los que no están presentes. Les pido por favor que nos demos vuelta uno segundos y miremos aquella nube que esta pasando por encima del sol y escuchemos aque

Crónicas navideñas: Reformando el jazz

  "Antes de que se vayan, pueden ir a ver el mural que conmemora el Centenario de la Reforma Universitaria. Nosotros somos reformistas y vamos a defender la educación pública. Por eso, le decimos 'NO' a los vales universitarios." Palabras más, palabras menos, fue el discurso de cierre del Festival de Jazz de Argentina (FEJA). Pienso que en este tiempo que estamos viviendo, son fundamentales los pequeños espacios como lugares de resistencia, un lugar para crear comunidad y repensar. Recordar el pensamiento de comunidad es esencial, ya que 'recordar' significa volver a pasar por el corazón. Con esto me refiero a la necesidad de un pensamiento que provenga del corazón para construir desde allí. El jazz no es otra cosa que una disputa por el territorio que habitamos; no existe otro jazz que no sea político. Es por eso que necesitamos muchos más de estos eventos, necesitamos interrumpir los automatismos cotidianos.  

Crónicas navideñas: Canicas

  Hay un poema de Joaquín Giannuzzi que dice: “comprobé que las cosas no mueren, sino que son asesinadas”. Ayer recordé esta línea del poema llamado “Basuras al amanecer”, cuando la mujer de mi padre me dio un cofre con las bolitas de mi infancia, los recuerdos atrapados en un cofre, la realidad tangible frente a mis ojos. Mientras observaba mi infancia, mi padre me dio una bola de colectivo que se usaba encima de la palanca de cambios de los colectivos. “Esta fue mi primera bola cuando empecé a trabajar en la línea 60, me acompañó siempre, ahora quiero que la tengas tú”. Objetos que se guardan más allá del pensamiento. Hay algo en las cosas y eso lo entendió muy bien el poeta Francis Ponge. Él dice: “Ya que es naturaleza del hombre alzar la voz en medio de la multitud de las cosas silenciosas, que al menos lo haga a veces a propósito de ellas”. Sus poemas consisten en apartar la mirada de lo humano y concentrarse en los objetos comunes. En época de crisis, es necesario volver a la pat

Crónicas navideñas: Y de repente... La noche

Ayer fuimos a ver una banda de jazz al Caras y Caretas con Belén, una compañera de la maestría de escritura creativa que estoy cursando en la Untref. Pienso que el ámbito de la escritura se prolonga fuera de las aulas. Las palabras flotan, como quien dice por en el aire. El lenguaje es como un umbral para atravesar la existencia. Hay que estar siempre con los sentidos atentos. 'Pensar nos roba el mirar', decía el poeta Roberto Juarroz. Después de disfrutar del concierto, fuimos a comer pizza a la Continental, que está sobre la calla Callao. Cuando salimos, nos cruzamos con un hombre viejo con un saco gastado y sucio, una bermuda de jean cortada con las manos y un sombrero. Belén se quedó charlando con él y yo di unos pasos más adelante, pero rápidamente él dijo: 'Ya no quedan lugares para pensar. Antes nos juntábamos en La Paz, en Varela Varelita, en la academia con muchos estudiantes que luego fueron profesores, pensadores que después fueron políticos, pero hoy esa época q

De un niño a un árbol

  Como la verdadera naturaleza se ha perdido, todo puede ser naturaleza Blaise Pascal Siempre me pregunte cuál es el punto de partida para la creación de un poema. ¿Cuál es la primera palabra qué aparece entre los bordes del silencio? Paul Valéry dijo en una conferencia en la Université des Annales que “Aquel que se contenta tiene que admitir o bien que la producción poética es un puro efecto del azar o bien que procede de una especie de comunicación sobrenatural”. Pero ¿qué es lo qué causa la necesidad de escribir un poema? Creo que más allá de la imagen que puede referir a algo, lo más importante sucede por dentro. En uno de mis últimos poemas, "Para los árboles", título en homenaje a Luis Alberto Spinetta, comienzo a trabajar a partir de una imagen, pero hay algo allá afuera que no está a la vista. Toda mi vida está rodeada por árboles, desde mi casa de la infancia hasta los árboles que rodean las veredas de la ciudad. Hay algo en ellos que me conmueve, y, como dice el

Una voz solamente

Hace poco me mudé a un departamento en el barrio de Colegiales. El departamento está en un primer piso. Lo que más me sofoca de este departamento es la vista. Antes mi escritorio estaba frente a un ventanal en un sexto piso, donde todas las mañanas veía como los pájaros cruzaban de cielo a cielo, como las hojas caian verticalmente  y tapizaban con su paleta de colores los autos que rodeaban la vereda de la ciudad. Los domingos se escuchaba el chirrido de las hojas por el asfalto. La vida de la ciudad transcurría frente a mi ventana. Ahora en cambio mi mirada se clava en una pared blanca que proyecta el silencio; el sonido de mi interior retumba en el espacio, las ondas sonoras nunca se pierden, chocan entre sí.    Miro a mi derecha y me reflejo en la ventana, a veces el vidrio tiembla por el río de motores de la calle Zapata; miró hacia abajo y veo mis dedos largos y huesudos caer lentamente sobre el teclado. Todavía no reconozco los árboles de la cuadra ni tampoco he visto un solo páj