Lo visible es sólo un ejemplo de lo real
Paul Klee
Esta semana terminé de ver la serie de Fito Páez, y más allá de la nostalgia que me provocó, me apabulló la velocidad con la que la serie se desarrolla. Pienso en cómo va cambiando el tiempo a lo largo de los años, y para esto, el cine sirve como vehículo para comparar el tratamiento del tiempo entre dos épocas. ¿A qué se debe esta aceleración del tiempo? Bueno, en principio se me ocurre pensar en cómo se fue acrecentando el capitalismo en estos últimos años. Pero hay grandes películas de Hollywood hasta 1990 que manejan el tiempo de una manera diferente. En 1995 se realizó el foro de San Francisco, en donde el objetivo era verificar el estado del mundo, sugerir objetivos, proponer metas deseables. Se llegó a la conclusión que era inevitable una sociedad 20 :80. Esto quiere decir que el 20 % de la sociedad era suficiente para sostener la totalidad del planeta y el 80 % sobrante sería lo que no entra en agenda; para mantener entretenida a ese 80 % Brzezinski propuso el vocablo tittytainment, nombre que recibe la propaganda destinada a proteger los principios capitalistas y neoliberales. El cine cambió su ritmo a uno más acelerado y frenético. Ritmo que se viene acrecentando a lo largo del tiempo. El poeta chileno Jorge Teillier decía que, como resistencia poética, en las grandes ciudades, hay que caminar muy lento, así el pensamiento también se despliega con lentitud. Comenzar a habitar los pequeños espacios tal vez sea el comienzo para manifestar las luchas que tenemos por delante; nostalgia, sí, pero del futuro, de aquello que no pasó, pero debería haber pasado, dice Jorge Teillier. Soplan nuevos vientos y los árboles prevalecen ante la voracidad de los días, una hoja se cae y otra vuelve a nacer ante la indiferencia del tiempo. Lo que importa no es la casa de todos los días, sino aquélla que está oculta tras un recodo de los sueños.
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